Los lavadores por vía química se basan en la absorción física o la reacción química de los contaminantes gaseosos presentes en el flujo de aire, con las fases líquidas y gaseosas a contracorriente (en lavadores de montaje vertical), y equicorriente (en lavadores de montaje horizontal).
El contacto entre las 2 fases se realiza mediante rellenos de gran superfície específica (de tipo ordenado o anillos, dependiendo de la aplicación), que permiten operar con elevadas cargas de aire y líquido, y una baja pérdida de carga.
Se utilizan reactivos selectivos en 3 etapas: ácida, básica y oxidante.
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